Travesía a Korvatunturi, el hogar de Santa Claus
Esta temporada de invierno, debido al Covid19, está siendo diferente. Este año no hay turistas, y para un guía turístico eso significa que no hay trabajo. Personalmente no me puedo quejar, ya que mi situación no es mala y me puedo apañar un invierno en blanco (después de un verano en blanco), y la verdad es que después de 20 años trabajando en Laponia en invierno, me va a venir bien tener un año sabático lejos del stress y la ansiedad del trabajo de guía, por lo menos así me lo prefiero tomar, por el lado positivo.
Uno de los hobbies que pillé viviendo aquí en Laponia es el esquí de fondo, y otro hobby al que fui introducido por un buen amigo es combinar el esquí con travesías invernales, donde tienes que llevar todo lo que necesitas, ropa, alojamiento y comida contigo.
Así que viendo que este año (si no cambia la cosa) tengo tiempo tengo muchos planes, y el primero de estos planes fue visitar Korvatunturi con mi amigo Julián Amorrich, un español afincado en Rovaniemi
Korvatunturi es una montaña (486m) en la frontera con Rusia y es una colina especial porque es donde la leyenda dice que vive Papá Noel o Joulupukki como se llama en finés, y es aquí donde tiene su fabrica secreta de juguetes. La traducción de Korvatunturi sería algo así como la montaña oreja, porque se asemeja a una oreja, y dicen que permite a Papá Noel escuchar los deseos de todos los niños del mundo.
Para llegar a Korvatunturi salimos, yo de Ivalo y Julián de Rovaniemi el día 1.1.2021, yo hacia el sur y el hacia el norte para encontrarnos a mitad de camino (unas 2h), y de ahí seguir juntos camino hacia Kemihaara (otras 2,5h).
Dejamos el coche y con nuestro equipo (esquís, tienda, cocina, gas, sacos, esterillas, comida para 3-4 días, ropa extra…. etc.) entramos en el parque nacional Urho Kekkonen.
Nuestro primer día esquiando fue corto, solamente 10km, ya que empezamos tarde a esquiar después del viaje, y en esta época del año solamente tenemos 4 horas de luz. El día fue gris y nevó todo el camino y aunque la visibilidad era poca, se podía adivinar un bosque precioso a nuestro alrededor. Por el camino nos encontramos otros esquiadores que volvían de pasar el año nuevo y también con algún que otro reno ( posiblemente alguno de los renos de Papá Noel).
Nuestro objetivo era llegar a la cabaña de Vieriharju, y pasar la noche en tienda. Con el Corona no queríamos arriesgarnos a contagio estando con otra gente en la misma cabaña, pero tuvimos suerte y no había nadie, así que al final disfrutamos de la cabaña toda para nosotros. Otro día en otro post os hablaré de las cabañas y de sus normas de uso. Julián preparó unos filetes a la brasa de chuparse los dedos, hablamos, reímos y planeamos la ruta para el día siguiente.
El día 2 nos despertamos muy temprano (somos muy madrugadores), desayunamos, preparamos nuestras cosas, limpiamos la cabaña y salimos con nuestros frontales encendidos hacia la cima. Hoy teníamos por delante un día un poco más largo. Hicimos los primeros 6km bastante bien, alguna subida suave, nieve fresca en el suelo y en los árboles, y aun nevaba y había nubes bajas. Primera parada, chocolate caliente y bocadillo antes de seguir la marcha. Durante un momento perdimos el camino, debido a la nieve caída durante la noche y al viento que cubrió la huella que íbamos siguiendo. Una rápida mirada al mapa y a la brújula para cerciorarnos del camino y seguimos hacia adelante.
Poco a poco fue llegando la claridad del día (en esta época del año aunque no sale el sol, tenemos luz desde las 10 hasta las 14 aproximadamente) y fuimos disfrutando de un bosque de abetos cubiertos de nieve de cuento.
Korvatunturi está dentro de la zona fronteriza de seguridad, una zona a la que no se puede acceder sin permiso, un permiso que tuvimos que pedir con antelación para poder acceder a la cumbre. Desde donde empieza esta zona de seguridad hay unos 5km hasta la cima así que decidimos dejar nuestro equipo en este punto y subir de vacío para ir más ligeros. Este tramo fue espectacular (aunque casi no llegamos por problemas con las fijaciones de los esquís de Julián, que pudimos solucionar).
A medida que ganas altura, los árboles se hacen más pequeños, primero desaparecen los abetos, luego los pinos y al final quedan los abedules que se van haciendo más y más pequeños hasta desaparecer ( donde yo vivo los árboles desaparecen hacia los 300m de altitud. Korvatunturi al estar más al sur los árboles pueden crecer a más altitud). La suerte que tuvimos es que durante todo el día y la noche anterior, no paró de nevar, así que los árboles estaban cargados de nieve y cuando llegamos a la cima, aunque nublado, ya no eran nubes bajas, y pudimos disfrutar de las vistas panorámicas). De ahí emprendimos el camino de regreso con una sonrisa en nuestras caras.
Al final regresamos a la cabaña de donde habíamos partido por la mañana, esquiamos 32km, unas 9h más o menos. Decidimos hacer una tirada tan larga por dos razones, una porque así al día siguiente tendríamos solamente 10km hasta el coche, y la otra que donde podríamos haber pasado la noche había un grupo de boy scouts. Al final nuestro esfuerzo tuvo su recompensa y volvimos a disfrutar de la cabaña para nosotros solos.
El día 3 fue un día sencillo, aunque más frío, unos 25 bajo cero, los días anteriores anduvimos por los 9 bajo cero. Esquiando no se pasa frío, solamente cuando paras, pero el frío despeja el cielo y la luz es espectacular.
Empezamos nuestro último tramo bajo la luz de la luna, casi llena y al estar despejado casi ni necesitamos la luz de nuestros frontales. La luz de la luna y los árboles llenos de nieve nos hicieron pararnos a hacer fotos más de lo que habíamos planeado, pero mereció la pena. Poco a poco la luz del día empezó a aparecer y los colores del amanecer a brillar a nuestra izquierda y la luna a nuestra derecha. Fue e tramo más bonito de nuestra aventura.
Al final llegamos al coche a la hora planeada y emprendimos el regreso a casa.
Bonita forma de empezar el año en buena compañía.
Feliz 2021, mucha salud, y muchas aventuras.
Texto Carlos López
Fotos Carlos López y Julian Amorrich
This winter season, due to Covid19, it is being different. This year there are no tourists, and for a tour guide that means there is no work. Personally I cannot complain, since my situation is not bad and I can manage a blank winter(after a blank summer ), and the truth is that after 20 years working in Lapland in winter, it will be good for me to have a sabbatical year away from the stress and anxiety of guiding work, at least that’s how I prefer to take it, on the positive side.
I love winter in Lapland and its changes in light and hue, I love skiing and enjoying its frozen landscapes, and this winter, due to the situation, I can enjoy it for the first time (during «normal» winters I work around 300h a month and I don’t have time or energy for anything).
One of the hobbies I have caught living here in Lapland is cross-country skiing, and another hobby that I was introduced to by a good friend is combining skiing with winter crossings, where you have to take everything you need, clothing, accommodation and food with you.
So, previewing that this year (if things do not change) I have free time, I’ve made many plans, and the first of these plans was to visit Korvatunturi with my friend Julián Amorrich, another Spaniard living in Rovaniemi.
Korvatunturi is a fell (486m) on the border with Russia and it is special because it is where the legend says that Santa Claus (or Joulupukki as it is called in fiinnish) lives, and it is here that he has his secret toy factory. The translation of Korvatunturi would be something like the ear fell, because it resembles an ear, and it is said that it allows Santa Claus to listen to the wishes of all the children of the world.
To get to Korvatunturi we left, me from Ivalo and Julián from Rovaniemi on 1.1.2021, I droveto the south and Julián to the north to meet halfway (about 2h), and from there continue together on the way to Kemihaara (another 2 , 5h).
We left the car at the starting point, and with our equipment (skis, tent, kitchen, gas, bags, mats, food for 3-4 days, extra clothes … etc.) we entered the Urho Kekkonen National Park.
Our first day skiing was short, only 10km, as we started skiing late after the trip, and at this time of year we only have 4 hours of light. The day was gray and it snowed all the way and although visibility was poor, you could make out a beautiful forest around us. Along the way we met other skiers who were returning from the New Year mini holiday and also with the occasional reindeer (possibly one of Santa’s reindeer).
Our goal was to get to the Vieriharju hut, and spend the night in a tent. With the covid situation, we did not want to risk contagion by being with other people in the same cabin, but we were lucky and there was no one, so in the end we enjoyed the cabin all to ourselves. Another day in another post I will tell you about the cabins and their rules of use. Julián prepared some finger-licking grilled steaks, we talked, laughed and planned the route for the next day.
On day 2 we woke up very early (we are very early risers), we had breakfast, we prepared our things, we cleaned the cabin and we left with our headlights on towards the top. Today we had a slightly longer day ahead of us. We did the first 6km quite well, some gentle climb, fresh snow on the ground and in the trees, and it was still snowing quite a lot. First stop, hot chocolate and a sandwich before continuing the march. For a moment we lost our way, due to the snow that fell during the night and the wind that covered the track we were following. A quick glance at the map and compass to make sure of the right direction and we continued.
Little by little the daylight began to arrive (at this time of year, although the sun does not rise, we have light from approximately 10 to 14) and we were enjoying a spruce forest covered with snow like on a fairytale.
Korvatunturi is inside the Russian border zone, an area that cannot be accessed without permission, a permit that we had to ask for in advance to access the summit. From where this safety zone begins, there are about 5km to the top so we decided to leave our equipment at this point and go up empty to go lighter. This section was spectacular (although we hardly reached it due to problems with Julián’s ski bindings, which we were able to solve).
As you gain height, the trees get smaller, first the spruces disappear, then the pines and finally the birches remain, which get smaller and smaller until they disappear (where I live, the trees disappear at an altitude of 300m. Korvatunturi, being further south, the trees can grow up in a bit higher altiude). The luck we had is that throughout the day and the night before, it did not stop snowing, so the trees were loaded with snow and when we reached the top, although cloudy, they were no longer low clouds, and we could enjoy the panoramic view. From there we started our way back with a smile on our faces.
At the end we returned to the cabin where we had started in the morning, we skied 32km, about 9h more or less. We decided to do such a long run for two reasons, one because the next day we would only have 10km to the car, and the other that where we could have spent the night there was big a group of Boy Scouts spending the night and we preferred to have a bit more quiet . In the end, our effort paid off and we enjoyed the cabin to ourselves.
Day 3 was a simple day, although colder, about 25 below zero, the previous days we walked around 9 below zero. While skiing you don´t feel cold, only when you stop, but the cold clears the sky and the light is spectacular.
We started our last stretch under the moon light, almost full and being clear sky we hardly need the light from our headlights. The moonlight and snow-filled trees made us stop for more photos than we had planned, but it was worth it. Little by little the light of day began to appear and the colors of the sunrise started to shine on our left and the moon on our right. It was the most beautiful part of our adventure.In the end we got to the car on our schedule and started our drive back home.
It was a nice way to start the year and in good company.
Happy 2021, good health, and many adventures.